1 de abril de 2014

PISTOLAS Y PERROS






Un vez finalizado el luto oficial y digeridos todos los programas especiales dedicados a la memoria de Adolfo Suarez, tenía pensado ofrecer mi desautorizada opinión sobre su papel en la Transición, su época de gobierno y su ocaso político. La noticia sobre la inminente publicación de un libro que recoge información sobre el, para mi exitoso, golpe de estado del 23 de febrero de 1981, me aconseja esperar hasta conocer su contenido. Digo que para mi el golpe fue exitoso porque lo fue para los que realmente lo perpetraron, en definitiva para los que se beneficiaron de su preparado fracaso, un "fracaso" que estaba en el guión, un guión que modificaba el contenido del tercer acto de la tragedia sin que los actores secundarios fuesen informados de los cambios hasta que el telón estaba a punto de bajar.

El libro en cuestión lleva por título  "La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar". Está escrito por Pilar Urbano, una valenciana de 74 años, número uno de su promoción en la Escuela Oficial de Periodismo, miembro del Opus Dei, con una trayectoria profesional vinculada a los medios de información conservadores y católicos, últimamente columnista del camaleonico diario El Mundo. A estas alturas ya ha publicado otros libros sobre el 23-F ( ella estaba en el Congreso el día del golpe), la Casa Real española y hasta sobre la Casa Blanca estadounidense en el contexto del 11-S de 2001, todos ellos produjeron en su momento reacciones encontradas a causa de las "revelaciones" que contenían. Este nuevo libro no podía ser menos y ya antes de su publicación y como consecuencia de la campaña publicitaria de lanzamiento ya ocupa a la prensa escrita y a los tertulianos habituales. La polémica sobre la veracidad del texto está servida. Ya solo falta que la autora salga al paso de los comentarios que cuestionan la veracidad de lo que en libro se cuenta, tal y como hizo en relación con el también libro de Pilar Urbano "La Reina muy de cerca" : Lo que ha dicho la reina es lo que aparece en mi libro, la Casa Real lo leyó y dio luz verde a su publicación. En esta ocasión, sin haber leído el libro y teniendo en cuenta solo lo que de el se ha filtrado veo como muy improbable que la Casa Real certifique oficialmente las revelaciones, aunque con su silencio en cierta forma lo esté haciendo.

Por otro lado y teniendo en cuenta que el libro entraba en las imprentas al mismo tiempo que Adolfo Suarez veía cerca las horas de las alabanzas, deberemos descartar su certificación o desmentido, sobre todo en lo que se refiere a aquellas situaciones en las que Suarez y el Rey discuten en soledad. La familia de Suarez podría arrojar alguna luz, pero mucho me temo que no lo hará. Su cuñado y secretario personal ya adelantó ayer en la televisión de la Conferencia Episcopal que duda de la veracidad del contenido, aunque no lo llegase a calificar de falso.

Según lo hasta ahora publicado Pilar Urbano demuestra de forma tajante la implicación de Juan Carlos I en un golpe de estado. Ya no se trata de suposiciones o teorías, se trata, según la autora, de hechos. De unos hechos en los que está implicado el rey, la cúpula militar y hasta Felipe Gonzalez de forma indirecta y destinado a afianzar el nudo atado por Franco, debilitado en esos momentos a causa de Suarez, de un Suarez que no olvidemos era el presidente, democraticamente elegido, del Gobierno de España. De un Suarez en un principio provisional hasta que todo cambiase para que finalmente todo siguiera igual, que ahora se negaba a renunciar a un poder que no estaba pactado, no estaba en el guión de la falsa transición. Estas supuestas conversaciones entre el rey y Suarez de ser ciertas  ya por si solas constituyen un autentico golpe de estado comandado por el rey, un golpe de estado en petit comité, a espaldas de la nación entera, con pistola en manos de un militar y secundado activa e inconscientemente por un fiel amigo del rey, por su perro preferido. O ¿acaso no es un golpe de estado obligar a un presidente electo a dejar el Gobierno, orden que se le da por un Jefe de Estado uniformado de capitán general y por un grupo de militares armados? Si esto realmente pasó ya nada importa lo que sucedió el 23F.

Un rey que según Pilar Urbano le dice a Suarez:
“Yo estoy aquí porque me ha puesto la Historia, con setecientos y pico años. Soy el heredero de 17 reyes de mi propia familia. La cosa está clara: uno de los dos sobra en este país. Y, como comprenderás, yo no pienso abdicar”
¿Quien sobra? ¿La Democracia o la Monarquía?. Una frase demoledora en la que además el rey olvida  que quien le ha puesto "aquí" no ha sido la Historia sino un dictador y además sin ser, ni mucho menos, el legitimo aspirante al trono, el legitimo heredero, ni siquiera eso es el rey que tenemos en España. De las excelencias de su árbol genealógico ahora prefiero no hablar.

Puede que el libro de Pilar Urbano no llegue a publicarse, ya existen precedentes, es difícil pero posible, también es posible que se efectúen modificaciones en su contenido.  Lo que no puede ser es que un rey sea acusado por escrito y públicamente de golpista,  fuesen cuales fuesen las circunstancias y los fines del golpe él salia beneficiado, y que este rey permanezca callado, agazapado en su impunidad.

Desde Isabel II, que abdicó en su hijo Alfonso, ningún rey español lo ha vuelto a hacer, la renuncia al trono de Juan de Borbón a favor de Juan Carlos fue una orden de Franco, Juan Carlos ya nos dijo que no pensaba hacerlo. Sin embargo, el rey debería saber que además de la abdicación y la muerte hay otras formas de dejar un trono, quizás lo sepa y una vez que ya ha conseguido enriquecerse y las cosas empiezan a ponerse molestas en cierta manera lo esté deseando y pronto volvamos a oír eso de: Por España, todo por España, a modo de "honrosa" despedida.

Benito Sacaluga





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