6 de febrero de 2015

RAJOY SOBRE RUEDAS REPUBLICANAS





Ford T. Modelo Roadster de 1931
Don Mariano se ha pasado por Valencia, concretamente por Almussafes, una antigua villa musulmana próxima a la capital del Turia y en donde allá por 1976 Henry Ford II decidió montar una de sus fábricas. Allí ha ido en compañía de su ministro de Industria a ver como los operarios valencianos disfrutan de su Reforma Laboral.

Quizás Don Mariano sepa, lo dudo, que cuando Ford se instaló en España en 1976 no era la primera vez que esta empresa automovilística elegía nuestro país para ubicar sus factorías en el extranjero. Ya en 1920 abrió una planta de montaje en Cádiz, para el Ford T, planta que en 1923 sería trasladada a Barcelona. Instalaciones que se mantuvieron operativas hasta que la Guerra Civil y los siguientes periodos de autarquía y economía intervenida derivados de la dictadura franquista aconsejaron a Ford abandonar España en 1954.

El auge, crecimiento y consolidación de Ford en España comenzó en 1931. Tras la proclamación de la II República, y de forma inmediata, el Gobierno inició una serie de importantes reformas en el sector industrial. Probablemente la medida que tenga más influencia posterior para las actuaciones de Ford en España sea el decreto de 3 de julio de 1931, que establecía un sistema de bonificaciones arancelarias para la importación de vehículos desarmados destinados a ser montados en España, con la condición de que a los mismos debía incorporarse una proporción creciente de elementos de fabricación nacional. Un decreto posterior de 10 de diciembre de 1931 puntualizaba los términos de aplicación del anterior, estableciendo una escala de porcentajes mínimos de los materiales en un 70% del peso del vehículo en un plazo de seis años, determinado además las bonificaciones arancelarias a conceder cada anualidad de acuerdo con los porcentajes de nacionalización obtenidos.  

Gracias a estas políticas republicanas, y sin necesidad de esquilar salarios, en el año 1935 se experimenta un aumento considerable en la nacionalización de los vehículos, alcanzándose ya en 1936 a un mínimo del 33% que en algunos modelos llega al 50% e incluso el 60%. La situación impulsa a Ford en 1935 a plantearse el traslado desde las naves alquiladas de la Avenida Icaria a una fábrica propia construida en el Puerto Franco de Barcelona. Incluso, ya en 1936, una delegación de arquitectos norteamericanos visitaron Barcelona para levantar los planos de la nueva fábrica que ocuparía unos 32.000 metros cuadros con una edificación por valor de ocho millones de pesetas y un utillaje por otros dos millones más para alcanzar una producción de 75 unidades diarias. El golpe de estado de 1936 echa por tierra las inversiones.

Terminada la guerra, las nuevas autoridades del régimen de Franco, emparentadas en lo ideológico con el corporativismo del régimen fascista italiano, definirán muy pronto la ideología autárquica, en parte adoptada por vocación ideológica, en parte por necesidad a causa de la situación internacional del momento, en la que muy difícilmente van a tener cabida los planteamientos de una multinacional como Ford, por mucho que la empresa estuviese ya firmemente enraizada en España. Ford intentó negociar con el Régimen pero sin ningún éxito y finalmente abandona España, aunque sigue colaborando con una nueva compañía, Motor Ibérica, dedicada al montaje de tractores Fordson y de camiones Ebro, desarrollados con la marca Thames por la Ford inglesa. Ya a finales de los años setenta Motor Ibérica sería adquirida por el grupo japonés Nissan.

La casa matriz Ford en Estados Unidos no se replantearía su vuelta a España hasta una fecha tan tardía como 1972, en los albores del cambio político hacia la democracia y no sería realidad hasta 1976, año en que se inauguró la nueva planta Ford en España.

En total más un cuarto de siglo duró la ausencia de la multinacional en la producción industrial española. Su presencia, consolidada y potenciada en 1931 gracias a las políticas de industrialización del país iniciadas por el gobierno de la II República, y que tanto había contribuido al nuestro desarrollo en una época donde el automóvil comenzaba a ser una gran industria, se vio truncada por el golpe de estado, posterior guerra y la dictadura resultante. Más de 25 años perdidos en el desarrollo de una industria puntera, y perdidos por un país subdesarrollado como lo era la España de aquellos tiempos.

El presidente mundial de Ford, Mark Fields, le ha dicho a Rajoy que "Ford vuelve a ser el motor de recuperación de España”, Fields conoce bien la historia y en cierta manera le ha recordado a Don Mariano que fue la II República la que sentó las bases definitivas para que Ford se instalase en España y que fue la dictadura franquista, esa dictadura a la cual Don Mariano se niega a condenar, la que provocó que Ford abandonase sus inversiones en nuestro pais. También le ha dicho Fields a Don Mariano que "la vuelta de Ford a España en 1976 sacó al España del aislamiento mundial que padecía". Claro que lo más seguro es que Don Mariano no se haya enterado de nada y su imbecilidad (*) le haga estar convencido de que si Ford está en España es gracias a él y a sus maravillosas, aunque inexistentes, políticas industriales y que  fue Manuel Fraga, su mentor, quien nos abrió las puertas del mundo mundial.

Benito Sacaluga




Datos: FORD EN ESPAÑA. (1920-1939). Javier Martínez Romera. Universidad de Valladolid 

(*) Según RAE, Imbecil: Escaso de razón



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